Bibliotecas de Santiago de los Caballeros
BIBLIOTECAS PÚBLICAS ROL IMPORTANTE
En la ciudad de Santiago, desde el siglo XIX, funcionan dos bibliotecas públicas que permanecen abiertas con el firme propósito de brindar un servicio social y promover los valores educativos, culturales y artísticos que motivaron a sus fundadores a dejar un legado en beneficio de la sociedad.
La biblioteca pública Alianza Cibaeña fue instituida en agosto de 1884 por el educador y político santiaguero Eugenio Deschamps con el objetivo principal de crear una sociedad cultural para obreros.
Las áreas y los servicios de la biblioteca se dividen en: depósito de libros, sala de lectura e Internet y la mesa de lectores de la prensa.
Los usuarios reciben servicios de Internet gratis, préstamo de libros, impresiones a un costo mínimo de tres pesos, así como la facilidad de pagar sólo dos pesos por cada fotocopia de los libros.
Un público diverso se da cita en la biblioteca en horario corrido de 8:00 A.m.
Hasta las 8:00 p.m. de lunes a viernes y los sábados de 8:00 A.m. a 6: 00 pm. Estudiantes de nivel básico, medio y superior acuden diariamente.
SOCIEDAD ATENEO AMANTES DE LA LUZ
La institución tiene once empleados que laboran de 8:00 a.m. a 12:00 p.m. y de 2:00 a 6:00 de lunes a viernes, los sábados de 8:00 a.m. a 12:00 p.m.
Otro servicio que oferta la biblioteca pública es el salón de actos. El mismo es alquilado para celebrar graduaciones y otras actividades.
Carlos Manuel Estrella, presidente de la sociedad Ateneo Amantes de la Luz, expone que la misión de la directiva es dar continuidad a los valores del fundador.
La Alianza Cibaeña
Es manejada por una directiva presidida por Johnny Guerrero.
Todos los miembros ostentan cargos sin ninguna retribución económica. Muchos de ellos, como es el caso de su presidente actual, visitaban la biblioteca desde niños. “Venía desde pequeño.
Le tenía amor a la institución, me hice socio y nunca me he ido”, expone Johnny Guerrero.
Para su mantenimiento la biblioteca recibe una subvención de 33,333 pesos, la suma de 50,000 pesos por parte del Ayuntamiento de Santiago para el pago de la luz, así como donaciones de la Asociación Cibao y la Cooperativa La Altagracia. Las computadoras de la sala de Internet fueron donadas en su mayoría por el Indotel.
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