duendes

Los duendes son seres existentes en casi todas las culturas, la similitud de forma es asombrosa en una cultura y otra, lo único que cambia es su nombre, ya sean duendes, gnomos, mukis, elfos etc, siempre coinciden en su traviesa actitud y su extraña forma.
Se dice que los duende habitan en los bosques y en los montañas, algunas veces en los árboles de higo. También se dice que los niños no bautizados son los que en más ocasiones los avistan. Otra de las leyendas más conocidas es la de su olla de oro, se dice que donde hay un duende existe una olla de oro.
El significado exacto del por qué la aparición de un duende es muy confuso, algunos aluden al oro que dijimos, a que vienen a jugar, a robar zapatos y algunas veces a robar comida. A ciencia cierta el motivo es una incógnita.

Duendes


Los duendes son unos pequeños hombres en miniatura que miden como medio metro de altura, usan boina grande y visten lujosamente, con trajes de colores. La mayor parte del tiempo andan juntos. Andan por los potreros, cafetales y caminos solitarios, no les importa si es noche o de día con tal de andar vagabundos.
Al visitar una casa se hacen invisibles, molestan demasiado, echando cochinadas en las comidas, tiran lo que se encuentre en sus manos. Pero lo que más persiguen es a los niños de corta edad, los engañan con confites y juguetes bonitos; así se los llevan de sus casas para perderlos.
Si el niño no quiere irse, se lo llevan a la fuerza; aunque llore o grite. Una vez un señor, quién me merece todo respeto, contó que una noche, cuando él iba a caballo con otro amigo vio saltar un chiquito a la orilla del camino. Al ver esa figurilla en ese camino tan solitario y en horas tan inoportunas ambos se extrañaron; bajaron el ritmo de los caballos para preguntarle hacia donde se dirigía. Voy a hacer un mandadillo dijo el pequeñín. Pero a pesar de que apresuraban el paso, el pequeñín los seguía a cierta distancia, con una habilidad increíble. Aquel espectáculo les puso la piel de gallina, y no querían mirar hacia atrás; y cuando quisieron mirar, había desaparecido.
Algo muy parecido a esta historia le sucedió a un niño a quien sus padres lo buscaron por todos lados, se había perdido hacía dos días, quién estaba en un potrero lejano del pueblo.
Cuando se le pregunto como había llegado allí, dijo que unos hombrecitos muy pequeños se lo habían llevado dándole confites y juguetes; pero cuando estaban lejos del pueblo, pellizcaban y molestaban y mientras lloraba, aquella jerga de chiquillos reían y bailaban.
Este suceso se comentó mucho en aquel pueblo y es digno de estudiarse por lo misterioso del caso.
Dicen las gentes que para ahuyentar los duendes de una casa, aconsejan poner un baile bien encandilado con música bien sonada.
 

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